domingo, 15 de agosto de 2010

lunes, 31 de mayo de 2010

lunes, 8 de marzo de 2010

Continuidad existencial: estar siendo.


El desarrollo emocional del pequeño bebé, al abrigo de los cuidados maternos, avanza desde un estado de tranquilidad no perturbada -que Winnicott llama “continuidad existencial”- hacia estados excitados del bebé en el que éste hace un descubrimiento espontáneo y pausado del mundo.


En el proceso normal, el sostén materno intenta prolongar para el bebé una experiencia del devenir temporal similar al que acontece en la vida intrauterina. En aquel primer hábitat reina un espacio carente de los rigores de la ley de gravedad, e impera un devenir que no posee los apremios del discurrir temporal (sucesión de: “día-noche”, “hambre-espera-saciedad”, “dormir-despertar”, etc.). Al nacer, la madre intenta prolongar para su bebé una existencia consistente en un tiempo sin fisuras ni desniveles. Winnicott llamará a ese discurrir “continuidad existencial”, que es –según sus propias palabras- un “estar siendo”.

La “continuidad existencial” es una experiencia sencilla de durar que no se ve afectada por vector temporal alguno. De modo que se procura un “estar siendo” donde no haya ni un “antes” ni un “después”, ni antecedentes ni prospectivas, sólo un prolongado y apacible “durante”. El carácter inalterado de ese devenir, que no posee las marcas de la menor expectativa, prevención o nostalgia, es posible gracias a las funciones maternas que operan como “barrera antiestímulos” que facilita una adecuada constancia en el nivel de excitaciones de su hijo.

Por supuesto el estado de “continuidad existencial” se logra apenas -y con inevitables contratiempos-. Sólo por momentos, a partir de una retracción desde momentos excitados, el infans -por los cuidados confiables de su madre-, es devuelto a cierto estado de descanso donde puede “estar siendo”. Son las inevitables “fallas” maternas en el sostén lo que permite la inscripción de momentos disruptivos en la pretendida continuidad del bebé: puntos en los que una excitación esperó demasiado tiempo su atención, donde la leche estuvo demasiado fría o el abrigo algo apretado, etc.

Nada fuera de lo común, fallas que indican que el cuidado de la madre es un cuidado “vivo”, sujeto a las alternativas propias de una sensibilidad atenta pero también –y por suerte- falible. Sin la natural falla materna no hay madre ni bebé: por ejemplo, la tardanza del pecho que se instala en el devenir impasible del infans, abre la novedad de una “espera” e inaugura la experiencia de una distancia y diferenciación madre-bebé.

Más sobre este tema:
http://www.espaciopotencial.com.ar/elestudio/elinfans.html

domingo, 28 de febrero de 2010

Las funciones maternas

Winnicott asigna a la madre, sea cual fuera su estilo personal para llevarlas a cabo, tres funciones maternas básicas y primordiales: sostén, manejo y presentación objetal. Cada una de estas funciones, permite un logro madurativo del bebé que lo lleva de un estado de extrema dependencia a otro de progresiva independencia respecto de la atención materna.

La madre, con sus cuidados estables y un estado de ánimo previsible en su quehacer, es decir, sin repentinos arranques de furia ni bruscos ataques de amor, permite que las experiencias que va viviendo el bebé tomen creciente significación para él. Con cada una de las funciones maternas, la madre hace que su bebé vaya logrando un estado de confianza y tranquilidad, que será la base del desarrollo de su funcionamiento psíquico. 

Leer más sobre este tema: www.espaciopotencial.com.ar/lacocina/seg_anio/siendo.html

martes, 23 de febrero de 2010

Handling (manejo): una de las funciones maternas

La función de handling, que consiste en el manejo general de la criatura, implica acciones concretas y supone la capacidad de la madre de “ir más allá” de pensar lo que “idealmente se debería hacer” con el bebé, para hacerlo realmente.

En su quehacer, la madre maniobra concretamente con el cuerpo de su hijo al bañarlo, cambiarlo, acunarlo, etc. Ayuda al bebé a que, desde cierto estado de ingravidez que reinaba en la vida intrauterina, a partir de su nacimiento asimile la experiencia de “sentir” el peso de su cuerpo, pueda familiarizarse con este nuevo sentimiento corporal y apropiárselo.

Más sobre este tema:
http://www.espaciopotencial.com.ar/lacocina/under.html
http://www.espaciopotencial.com.ar/elestudio/quinto_anio/cuestiondepiel.html

sábado, 13 de febrero de 2010

Entrevista a los autores

Espacio potencial: ¿Qué diferencia impone la escritura de un “Winnicott para principiantes” respecto de lo que se podría pensar como un Winnicott para “entendidos”?


Daniel Ripesi: Para mí la diferencia no se establece tanto entre dos tipos de lectores, unos aparentemente más inexpertos y otros más preparados (aunque esta diferencia obviamente también este en juego, porque se supone que el libro busca iniciar o introducir al lector lego en las profundidades del pensamiento teórico de Winnicott), pero atendiendo a la pregunta diría que en lo fundamental el esfuerzo fue haber escrito de un modo que, en lo esencial, desconociera esa posible dicotomía. Por otra parte, a menudo es justamente el saber acumulado lo que con mayor esfuerzo hay que vencer para poder aprehender (es a propósito que no digo aprender) un nuevo tipo de pensamiento…. En lo personal fue bueno considerar que era (a pesar de haber escrito mucho sobre Winnicott) un escritor -dentro de lo posible- principiante, como trato de serlo cada vez que se me invita a hablar de la obra de Winnicott. Pensar que uno escribe para entendidos invita a una complicidad que empobrece el diálogo.


Eduardo Smalinsky: En la idea de “beginner”, los que principian son los que comienzan algo…, nosotros tuvimos la intención de dar una perspectiva global tanto de las principales ideas de Winnicott como así también de algunos matices de su personalidad. Pero también tratamos de evitar la banalización de los conceptos o su simplificación, que es uno de los problemas centrales en la difusión de las ideas de este psicoanalista. Cuando se repite asociado a Winnicott el concepto de “madre suficientemente buena”, hay que tomarse un cierto trabajo para advertir que no se refiere necesariamente a una madre, que no pontifica sobre que cantidad es lo que se considera suficiente, y que lo de buena está completamente alejado de cualquier consideración moral sobre la bondad.

Ver más: http://www.espaciopotencial.com.ar/lacocina/sexto_anio/danielyeduardo.html